domingo, 29 de marzo de 2009

La Pared de Piedra

29/03/09

Se que es un riesgo haber estado en la Ciudad de los anillos, por una semana y no escribir de eso, pero prometo un capítulo especial para el cielo más puro de América.

El día de hoy hice un recorrido maratónico desde el Departamento de Santa Cruz hasta Chuquisaca.

Hay mucho de qué escribir y desde la salida repito el recorrido realizado anteriormente esta vez desviando hacia la carretera a Sucre. En el Cruce de Ipati el tiempo se detiene, la gente espera irse o retornar pero nadie se queda, hay algunas ventas en la esquina y la entrada a Sucre continúa con camino de tierra y ripio, esperando aún el progreso.

Volví a pasar por Caraparicito... donde pude apreciar desde la curva la profunda recta de entrada custodiada por la vegetación alrededor como si de un túnel se tratara, en el fondo un jinete, espera en la entrada como una postal viviente o si hubiera sido pintado ahí mismo, sigue siendo el bello caraparicito que conocí.

Subiendo el Incahuasi, me enfrento a uno de los caminos y uno de los cerros mas memorables que he conocido, su vista y su presencia en la cordillera es imponente, luego del paso del incahuasi llego a muyupampa otra postal inmutable con los mismos personajes las mismas tiendas y la plaza pintoresca, con banqueta señoriales y altillos donde los niños pasan el día.

La salida de muyupampa esta bastante accidentada producto de las intensas lluvias, el camino es ripiado y hay poco movimiento, son las 2 de la tarde y debo seguir camino.

Al llegar a Monteagudo, decido pasar por la plaza, he estado tantas veces en este lugar, es una ciudad de contrastes como todas las de mi bella Bolivia, en la plaza hay un tumulto parece que hay una reunión de comunitarios, las mujeres con los típicos tipoys de colores oscuros, los hombres con sombrero, algunos de gorra esperando.

Monteagudo está enclavado entre cordilleras, dividido por un río en dos, Monteagudo y Candúa, Candúa es una avenida larga o una despedida que no termina de Monteagudo como si fuera la galería.

Las casas tienen un característico borde inferior en la puerta, para evitar el ingreso de agua, o de algún animal, el paisaje se mezcla con las casas, las mismas parecieran ser la base misma de los cerros entre estos cerros se encuentra Padilla, la Ciudad blanca hasta donde debo llegar en esta jornada.

Flanqueando los cerros en un camino angosto que va cortando los cerros, veo estas venas color café que destilan polvo que deja la camioneta como secuela del viaje, los cerros simulan un corte vertical, horizontal, magnífico.

Parezco flotar entre estas paredes monumentales de piedra, donde las hiedras y orquídeas se han ganado su espacio y mezclan el café y el plomizo de la piedra con el verde y la miel de la humedad de la vegetación.

Finalmente conquisté esta Pared y diviso a la distancia la bella ciudad blanca de Padilla....

Estaciono la Camioneta y busco hospedaje, esta ciudad te hace sentir en casa.

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